¿Sabes cómo eres? ¿Eres optimista o piensas que el mundo te odia y todo lo peor siempre te pasa? ¿Cuáles son tus virtudes y tus incapacidades? ¿Qué te gusta y qué odias de ti mismo? ¿Estás contento con tu apariencia física? ¿Qué imaginas que debieras hacer para sentirte feliz?
Las preguntas inquisitivas las hace M. Josefina Honorato, psicóloga y directora del Centro Psicológico Reverie antes de abordar los pasos que se debieran dar para aceptar y quererse tal como sé es. Su objetivo es poner en evidencia la importancia del grado de conocimiento interior que se maneja, ya que afirma que cualquier paso que se de tiene ir acompañado de ese movimiento hacia el interior.
Como primer paso, entonces, propone “conocerse”. “Suena fácil pero no lo es. Debemos identificar un sin número de aspectos de nosotros mismos que muchas veces se nos pasan desapercibidos”. Agrega que falta tener más conciencia de quién se es, cuáles son los temores, anhelos, valores, prejuicios, conflictos y habilidades, entre otras cosas.
Al conocerse, dice, la persona puede ir esbozando las características que tiene su personalidad y cómo responde habitualmente ante los hechos de la vida, basándose en estas características personales.
Un segundo punto será identificar el “modo de funcionar y reaccionar”. Esto estará dado por las ideas y conceptos que se maneja tanto del mundo como de sí mismo. “Por ejemplo, si voy temeroso por la vida quiere decir que para nosotros el mundo es hostil y además, tenemos una visión de nosotros mismos como una persona débil, que debe ir siempre con cuidado para que no le hagan daño”.
Luego de ese paso,Josefina Honorato, dice que será esencial identificar el tercer punto: “los patrones relacionales” que se tienen: “¿Cómo es que nos solemos relacionar con los demás?, ¿qué efectos causamos en los otros y como experienciamos a los otros? ¿Cómo es que siempre me rodeo de gente que me hace tal o cual cosa?”, cuestiona.
Analizar la biografía
“Conocer la propia historia” es fundamental y se ubica en el cuarto paso. Las experiencias vividas, señala la psicóloga, son lo que en gran parte han marcado quién se es hoy, incluido el medio ambiente social, cultural, y por supuesto, las relaciones con los “objetos primarios”, es decir, nuestros padres o cuidadores.
“Como seres humanos sociales creamos nuestra imagen mediante el “espejamiento” y formamos las ideas de nosotros mismos, según lo que nos refleja el otro. Por lo general, nuestros padres durante la infancia, luego los amigos, posteriormente la pareja”, dice la directora de Reverie.
Reflexiona, que cuando hay dificultad en el logro del amor propio indica, que hay raíces en el pasado de experiencias negativas que se quedaron incrustadas en el modo de verse.
Estos primeros movimientos serán la base para manejarse y aceptarse a sí mismo. Sin embargo, no tienen un orden, ya que cada uno está intrincado en una relación dialéctica con los otros, aclara la psicóloga. Los que siguen están relacionados con ser consecuente con los propósitos de cómo querer la vida.
Proyectarse en positivo
“Abrazar a la persona que soy, amarme, valorarme y respetarme” está como quinto paso. Dar la debida importancia a lo que los demás digan u opinen, porque cada uno es, finalmente, quien más se conoce.
Mientras que el sexto, tiene que ver con “enfrentar miedos y pedir ayuda”. Ser consciente de los temores es la principal herramienta para enfrentar cualquier fragilidad. Además, se puede recurrir a los amigos e incluso a un terapeuta, que ayude a ver la situación desde otra perspectiva o simplemente, que pueda acompañar. “Los fuertes no son quienes no sufren y salen adelante, fuertes son los que pese al sufrimiento, logran salir y superar las vicisitudes de la vida y aprenden de esto” afirma Josefina.
El séptimo, está relacionado con comenzar a “tomar las propias decisiones y elecciones”. A pesar que no se obtenga el resultado esperado, el camino que se recorra, servirá para aprender a hacerlo cada vez mejor.
“Aceptar el cuerpo” es el octavo. “Comer sano, hacer ejercicios y dejar de lado el automaltrato. La mala alimentación y los excesos son, en parte, un síntoma del autocastigo con el que a veces nos tratamos”, alerta la psicóloga.
El noveno paso es “proponerse tener buenas y sanas relaciones”. Saber que cuando digo algo o tengo ciertas reacciones puedo herir mi autoestima o a los demás. El respeto y autorespeto será la clave y el impulso para sanar aquello que duele y que impide ser feliz con otro. “Dejar atrás los ‘ay, pero que estúpido,como se me pudo olvidar’ o ‘con lo tonto que soy, seguro que me van a pasar gato por liebre’”, ejemplifica.
Para finalizar,Josefina Honorato dice, que el décimo se muestra como una síntesis. “Cambiar de actitud y ser consecuente con uno misma”. Decretar cómo se quiere vivir: plena, feliz y segura de quién sé es y aceptando el desafío, de que cualquier nueva experiencia, servirá para poner en práctica todo lo aprendido.
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