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viernes, 8 de junio de 2012

La industria del Porno esta en olla




Tal y como lo reseña la BBC, en un estudio de cine de Las Vegas, Tommy Gunn, una de las estrellas de porno en EEUU, decribía su mujer ideal: “Sacrificada y consentidora y quiere tiener una familia. Honestamente, no la voy a encontrar en este negocio”.
En los ocho años que ha trabajado en la pornografía, Tommy ha realizado unas 1.200 escenas. Musculoso y con cierto parecido a Robert de Niro, Tommy ha construido una reputación donde la fiabilidad de una persona es un atributo altamente valorado. Uno puede hacerse una idea de las películas de Tommy leyendo sus títulos. Adicto al pecado, o Danza de piel.
Unos días antes, en su casa rentada a las afueras de Los Ángeles, Tommy me mostró una pequeña armada de estatuillas que ha ganado por sus actuaciones, los equivalentes al Oscar en el porno. En su garaje, en medio de la colección de motocicletas que testifica de su pasado como mecánico, me muestra la estantería donde tiene la coleccion de películas en DVDs donde ha aparecido.
El “amor” de Tommy, si es que así la podemos denominar, es la manager de la tienda, encarnada por la actriz de 23 años Tasha Reign.
Tommy me dijo que lleva soltero cuatro años. Le ha costado encontrar una relación a largo plazo con alguien que esté dispuesto a tolerar su estilo de vida, aunque posiblemente también le ha sido difícil amar a alguien que sería capaz de tolerarla.


“No es normal dejar a alguien que amas para ir a tener sexo con alguien que no amas”, dijo. Después, enfáticamente, repitió: “Eso no es normal”. Para los millones de consumidores que ven pornografía, las vidas de los actores hombres puede parecer en cierto sentido una fantasía. ¿Ser pagado por tener sexo con bellas mujeres cinco o seis veces por semana? ¿Qué de eso puede ser desagradable? Para aquellos que viven esa vida, sin embargo, la realidad es otra. Empezando porque los sueldos no son muy generosos: US$150 por escena. Y ni hablar de pensiones o seguro de salud.
Eso sin mencionar que el acto de fornicar con luces y cámaras sobre uno no es una habilidad que cualquier hombre es capaz de desarrollar. Aunque también, teniendo en cuenta la vergüenza y los efectos que puede tener en la relacion de uno, vale decir que tal vez nadie querría ser capaz de desarrolla dicha destreza. El trabajo es difícil aún en tiempos de prosperidad. Y ciertamente estos no son tiempos de prosperidad.
El impacto de internet
El declive de la industria del porno es parte de una tendencia general que afecta a la música, el periodismo impreso y las películas comerciales. Las muchas formas de obtener contenido de forma gratuita han reducido los beneficios monetarios de los profesionales en sus respectivos campos.
Pero así los consumidores de cine y música tal vez sientan cierta lealtad con, digamos, Pixar o U2, y entiendan que es importante pagarles por su trabajo, los consumidores de porno no sienten reparo al robarse el producto. Muchos incluso pueden sentir que es más moral no pagar por la pornografía.

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